Muchos pensarán que la «temporada de tuppers» comienza como el curso, en septiembre, pero en realidad pertenecemos a toda una generación que se está viendo obligada a comer fuera, en el trabajo, durante todo el año.
Os habréis dado cuenta de que, cuando preparas el menú del día siguiente, la mayor parte de las veces estás cansado, saciado, y al final tu tartera tiene una mezcla indecente entre «sobras» que no le apetecen a nadie o siempre lo mismo, el «sota, caballo y rey» de la cocina. Al día siguiente en el trabajo, hambriento, abres el tupper y es feo, desagradable, no te apetece lo más mínimo… Se convierte en la comida más triste del día tanto por el entorno, las prisas, como por la pinta que tiene. Y vuelta a atacar la máquina del trabajo. Mal, muy mal. Casi es peor el remedio que la enfermedad.
- Tarros para sopas, gazpachos y cremas (por ejemplo los de mermeladas, por su capacidad son una ración perfecta)
- Tarteras voluminosas o tarros anchos para ensaladas (si además disponemos los alimentos de la manera adecuada, nuestra ensalada se conservará a la perfección durante horas)
- Otras tarteras más pequeñas para platos con arroces, legumbres, algo de carne… ¡Recordad que la vista engaña y tienen más capacidad de lo que parece!
- Recipientes para transportar los aliños de las ensaladas aparte.
- Tarteras con compartimentos o creando nuestros propios compartimentos ayudándonos de moldes de silicona.
Previamente compartirmentado (vía Lovelivedream) |
En cuanto a presentación de las viandas podemos tomar ideas de muchos sitios, concretamente me ha llamado la atención este tablón de Pinterest sobre Bento Box Lunches.
Como el tema tupper tiene mucha miga y, para no ser cansina, en la próxima entrega hablaré de la planificación de la tartera. Trucos, recomendaciones y más ideas «para llevar».