Fuente: essentiallly eclectic |
Fuente: Heart made blog |
Fuente: my owl barn |
Fuente: design eat repeat |
Fuente: art creatiu |
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La temporada de verano va acompañada de frutas típicas y refrescantes, como el melón. Tenemos diversas variedades, como el piel de sapo, el cantaloup, galia… unos más dulces que otros, pero todos igual de refrescantes.
Como seguramente hayan llegado ya a vuestras manos algunos ejemplares, pasaremos de tomarlo en tajadas para hacerlo de una manera un poco más elaborada, ya sea en recetas dulces o saladas.
Entre las recetas más fáciles, no nos puede faltar el clásico.
También podemos añadir a esta ecuación un poco de mozzarella para hace un pinchito de lo más resultón. Si el melón además es más dulce, como el cantaloup, será aún más sorprendente.
Podemos incluir melón en nuestras ensaladas, como por ejemplo en esta de arroz y melón.
También podemos hacer cremas frías y rápidas, de las cuales ya se ha hablado en este blog. Para ocasión con una base de melón, pero aquí podemos ver una receta básica para otras bases como sandía, tomate o pepino.
¿Os apetece un pastel? ¿qué tal con melón?
En la gastronomía japonesa tienen este panecillo de melón, el meronpán, メロンパン, que si os digo la verdad me lo tomaba como desayuno muy gustosamente. He seleccionado esta receta porque ofrece una opción a extracto de melón casero que podríamos utilizar para otras cosas, como por ejemplo, acompañar a un yogur natural.
Para final de fiestas un granizado de melón con hierbabuena, rico y refrescante.
Finalmente y, para cuando llegue el frío y a falta de encontrar melones de invierno, podemos evitar la nostalgia de este rico sabor con una conserva que podemos empezar a preparar ya mismo.
Siguiendo la estela de la Pascua y el origen de la presencia de los huevos, mencionados en la entrada sobre decoración vamos a ver unas cuantas recetas con los mismos.
Un cocer huevos tiene su ciencia, y no sólo duros, además los tenemos en diferentes puntos de cocción que podremos variar según la receta (cocido, mollet o mullido, pasado por agua). No sólo influye el susudicho tiempo de cocción, también el tipo de agua, la temperatura ambiente y hasta de la presión atmosférica.
Algo muy importante en un plato tan básico y versátil es la presentación. Yo quedé fascinada al descubrir, durante una visita a Talavera de la Reina, la existencia de los platos para huevos cocidos. Perfectos para disponerlos en el centro de la mesa en exposición. Además de ser bien bonitos, es una muestra de cerámica tradicional de la que podemos presumir.
Podemos tomar los huevos duros sencillamente gratinados con bechamel o salsa aurora, que es una bechamel mezclada con salsa de tomate.
Los huevos duros podemos tomarlos fríos, es ideal como canapé en fiestas, ya que los podemos dejar preparados el día anterior y sacarlos en el momento tras añadir los último toques de decoración. Podemos rellenarlos tanto de carne como de atún o salmón, al gusto de los comensales, y cubrirlos con mayonesa. A mi me encantan los huevos rellenos de atún junto a un poco de ensalada para tener preparada una cena rápida a tope de proteínas.
En diciembre, además del frío, llegan las temibles navidades, las cenas con amigos y compañeros de trabajo en las que cebarse… y los productos de temporada. En el caso de las verduras, son cositas que nos ayudarán a equilibrar nuestra dieta entre comilona y comilona. La naturaleza nos ofrece durante el mes de diciembre, por poner una pocas, las alcachofas, el brócoli, las endivias, la lombarda y otras coles, así como frutos secos.
Si las cenas las hacemos nosotros mismos en casa, lo cual vendrá estupendamente para el bolsillo, también podemos contar con algunos platillos de picoteo. Para empezar algo de picoteo, sencillo, típico de los bares de hace tiempo:
Otro de los productos de temporada es el marisco, cuyos precios según se acerca la navidad se vuelven prohibitivos… ¡pero siempre nos quedarán los congelados! Yo os presento mi plato favorito para las navidades. Olvidad las gambas, los langostinos o las cigalas con esa cáscara tan dura y conoced los carabineros. Son, sencillamente, lo mejor que se ha inventado. Una pasada por la plancha, sal gorda y a comerlos calentitos.
¡Que aproveche!