madrid
viajes

Madrid, pongamos que hablo de Madrid.

Madrid, pongamos que hablo de Madrid. Y se me viene a la cabeza, la canción en directo interpretada por el maestro Joaquín Sabina.

Es una canción triste, lo reconozco. Así que también me quedo con Vente pa´Madrid de Ketama.

Me gusta ser optimista, dejar un audio cada mañana a mis amigas contando cuales son mis planes, qué día hace en mi ciudad, me hace estar un poco más cerca de ellas.

Y cada mañana escribo y dibujo en mi diario lo que me gustaría hacer cuando pueda volver a salir a la calle. Nunca pensé que echaría tanto de menos ese momento.

Así que he decidido compartir Madrid con ustedes, el Madrid de las tiendas craft.

Hice una ruta con el google maps y lo guardé en my maps.

¿Preparados?

Mi ruta empieza en uno de los hoteles de Madrid más emblemáticos y antiguos de España “La posada del Peine(1)

Esta posada está en un edificio del año 1610, aunque permaneció cerrado una larga temporada, se rehabilitó su interior conservando gran parte del exterior dejando así a la vista la historia de la azujelería de la ciudad.

¿Sabes que Benito Pérez Galdós, en su obra Fortunata y Jacinta, nombra esta posada?

El origen de su nombre es porque, en sus inicios, en las habitaciones había un peine en el lavamanos atado a una cuerda, para impedir así que los huéspedes se lo llevaran.

Su fundador decidió esa localización no solo porque estaba al lado de la Plaza Mayor, sino porque estaba cerca de la Casa de Postas, que era el punto de envío y recepción del correo y el lugar donde llegaban los viajeros, por eso tiene placas que anuncian el nombre de la calle con unas diligencias dibujadas.

Además no era muy normal que tuviera 150 habitaciones en aquella época y no todas eran iguales. Actualmente no llega a 70. Las mejores daban a la calle y eran las más grandes y mejor iluminadas, las interiores eran todo lo contrario.

Dice la leyenda que había una en especial, la 126, que tenía un armario en el que había una escalera que llevaba a una habitación secreta en la planta alta del edificio y que se utilizaba para dar cobijo a fugitivos y para reuniones clandestinas.

Otras habitaciones estaban comunicadas entre si para vete a saber que pillajes.

Con los años el hotel se fue ampliando, respetando los pasadizos, hasta que un día de 1970 cerró, con gran suerte que en 2005 volvió a abrir respetando como digo su fachada y sus 3 edificios, así como su escalera de madera y ladrillo visto. También sus balcones con alegorías al Dios Hermes para que cuide de los sueños de sus huéspedes.

El reloj que tiene se puso en 1892 para rememorar el descubrimiento de América.

En el hotel nos ofrecerán bicicletas de forma gratuita, pero casi que voy a hacer mi ruta a pié porque no monto desde pequeña y la puedo liar …

400 años de historia para empezar esta ruta por Madrid no está mal ¿verdad?

Caminemos un poco a nuestro siguiente destino ¿Tienes cascos para escuchar música, o prefieres el sonido de la ciudad?

Desayunaría en La Casa de las Torrijas, que ya es época de este delicioso bocado. ¿Sabes cómo se hacen las torrijas? (2)

Esta taberna castiza donde las haya, está abierta desde 1907, y su plato estrella que sirven todo el año, son las torrijas. Estuvo un par de años cerrado, pero volvió a abrir manteniendo su estilo clásico tan característico.

Tienen carteles antiguos y azulejos para decorar las paredes y también fotos de Madrid. 

Elegiría torrija de leche, aunque también las hacen de vino, pero las de leche son mi debilidad. De verdad que me puedo comer 4 de una tacada.

Acompañado de un café con leche. Ains, estoy salivando solo de pensarlo.

Y estaría, a primera hora, en la puerta de El Almacén de Pontejos. (3)

Llevo mi lista, no te creas, que luego voy y me quedo embobada con la historia que hay en esas paredes. He tenido la suerte de estar en las entrañas de Pontejos y se vive la historia.

Pontejos es la mercería más popular de Madrid, y hay un dicho que es “si no lo encuentras allí es que no lo hay en todo Madrid”. Llevan en este edificio desde 1913.

Hubo un tiempo en que 2 prendas tejidas por mi estuvieron en sus paredes, no saben el subidón que da eso.

Después de hacer mis primeras compras seguiría hacia El balcón de Pontejos (4) y Tejidos del centro (5) para ir ya a por mis primeras lanas en “el gato negro” (6)

Esta tienda trajo la venta de lanas al peso a Madrid. Primero empezaron en Valencia en 1880 y después llegaron a la capital en 1915.

En ella llegaron a trabajar hasta 100 personas y anclaron los mostradores al suelo para evitar que se vinieran abajo por el movimiento de la gente.

Llegaban varios contenedores de lana a la semana y había 15 personas que se ocupaban de organizarla.

El gato negro provee de lana a todos los hospitales ya que se utilizan en rehabilitación para ejercitar las manos. 

Unos 1.000 metros cuadrados de manufactura y elaboración de su propia lana.

Para mí es una tienda que guardo en mi memoria de cuando mi madre y mis tías compraban allí.

Es la hora de comer, nos vamos a probar “rosi la loca” ¿te vienes?

Pues esto ya será en el próximo post, donde comeremos, y visitaremos varias tiendas más. ¡Ah! y también pasaremos por unos baños árabes y merendaremos crepes. ¡Te espero!

Un comentario sobre «Madrid, pongamos que hablo de Madrid.»

Gracias por tu comentario:

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.